top of page

Yalila Grafikat: “Soy lesbiana visible, política, feminista, machorra y gorda” (Parte I)

  • Nayeli Miranda
  • 29 jun 2018
  • 10 Min. de lectura

En el marco del mes del Orgullo LGBT+ decidimos entrevistar a Yalila Grafikat, activista lesbofeminista miembra fundadora de la colectiva Lavanda CLIT. Yalila se autodefine como lesbiana visible, política, feminista, machorra y gorda, reivindicando y visibilizando sus interseccionalidades como mujer.

Decidimos compartir su historia, porque al igual que ella creemos que es muy importante recuperar y dar a conocer la vida y las acciones de aquellas mujeres que están viviendo en nuestra ciudad, pues ayuda a que nos reconozcamos la una en la otra. Además, Yalila ha formado parte del movimiento lésbico y el feminista durante varios años, siendo una gran testiga de los acontecimientos relacionado a ello en Tijuana.

Debido a que teníamos mucho que preguntarle la entrevista se entregará en dos partes. Está es la primera.


Mi nombre es Yalila. Tengo 31 años y nací aquí en Tijuana. Trabajo en Estados Unidos, voy y vengo casi todos los días, y… soy una lesbiana.


Féminas: El primer punto que quería tocar es tu historia como lesbiana. Por ende: ¿cómo y cuándo te diste cuenta que eres lesbiana?


Yalila: Es que no puedo empezar diciendo cómo me di cuenta que soy lesbiana sin primero decir cómo me percaté que no encajaba con lo que decía que era. Eso desde niña chiquita, como unos cuatro o cinco años. Bueno para todo esto tuve un papá muy chingón, la neta, y fue con él con el que siempre tuve una mejor relación. Él nunca recalcaba los roles, sino que simplemente hacia lo que sabía hacer y me enseñaba. Eso implica saber de carros, de plumería o armar cosas. Más que yo cumpliera mi rol de género él buscaba que fuera una persona productiva. (…) A mí se me hacía bien chingón estar haciendo eso, pero cuando empecé a salir con otras personas y convivir con otros amiguitxs me percaté que no todas esas personas les tocaban las mismas experiencias, y era muy remarcado que a algunas morras las educaban de tal manera que tenían que cumplir ciertos roles, cosas muy tontillas, como: cuanto estás sentada cierra las piernas, enderézate, no seas tan ruda, blablablá.

Yo desde niña siempre fui súper mega machorrilla, me la pasaba trepando arboles y en las calles gritando, corriendo, jugando, en la bici. Yo me críe con puras morrillas, entonces yo jugaba de que era el vato o jugaba más deportes, y estaba chido porque yo también ponía a mis vecinas a hacer eso. Yo veía que lo hacían porque a mí se me ocurría, y pues ellas decían como: ay, hay que jugar a maquillarnos y allí es cuando yo lo rechazaba. Bueno, desde allí vi una diferencia, y cuando entré a la secundaria fue cuando noté la diferencia entre las morrillas, porque se empezaba a juntar con otros morros y querían asumir un rol muy pasivo, como que se objetizaban demasiado para el consumo de ellos. Allí es cuando ya no me cuadraron las cosas, fue en ese rol en donde yo quebraba totalmente.

Yo asumía, porque te enseñan, que te deben gustar los hombres, ¿no? Y, sí me gustaron unos chamaquillos de la escuela… me gustaban, pero jamás esperé, o sea jamás, que me gustará una morra, y de repente cuando vi a una a los ojos, una morra que ni lo pensaban, todo explotó, caí en crisis, estuve bien feliz y me enamoré. Fue allí cuando pensé: “sí, esto es el amor”…


¿A qué edad pasó eso?


Tenía 13 años. Y pues sí, allí fue cuando me di cuenta que me gustaban las morras.



Ya que te diste cuenta, ¿cómo fue tu proceso para salir del closet?


Primero fue conmigo misma, antes que nada. Yo no tuve una familia convencional, aunque creo que todas las familias son así: especiales. Pero pues, la mía… mi mamá me tuvo a sus 40 años. Se esperó 9 años porque mi mamá vivió un caso de violencia ginecobstetricia y esperó todo ese tiempo porque tenía miedo. (…) Mi mamá tenía un desapego emocional conmigo, me imagino, y cuidaba mucho a mi hermano, ya que tiene una mente de un niño chiquito. Yo siempre tuve que ser muy independiente y me críe con mi vecina. Cuando tenía 12 años ella se separó de su esposo, cayó en la depresión y se sentó en la religión cristiana, y como yo era como parte de su familia entré a la religión.

En ese entonces a mí me gustó mucho. Siempre me he considerado como pulgarcita de Disney, que en cualquier situación en la que estaba le cantaban y la morra caía. A mí me encantaba la música y era bien feliz. Pero empezaron a no cuadrarme algunas cosas que yo cuestionaba porque no tenían sentido. Luego fui una obsesiva, iba como unas 5 o 6 veces a la semana, a un grupo de oración, al grupo de jóvenes, a la ceremonia de allá, a unas clases especiales… y pues yo estaba bien entrada allí. Cuando me pasó esto de la morra que fue súper mega mágico me entraron las dudas y les pregunté al grupo de jóvenes en una cajita de preguntas anónimas, pero obviamente supieron que era porque yo era la súper machorra, y cuando estaban respondiendo todos voltearon a mí… pero bueno, me dijeron que no estaba chido y no sé qué. Luego como estaba en mi fase darketa, ya no me gustó y los mandé a la chingada. Fue cuando me percaté que no podía limitarme.

Allá del 2001, mi mamá contrató internet en la casa, y en ese entonces no era muy común que las personas tuvieran internet. Pero pues, en la noche me metía y encontré unos chats y vi uno que decía lesbianas, me llamó la atención porque no sabía que eran las lesbianas ya que nunca lo había escuchado. Había escuchado de hombres gays y todo eso, pero siempre era visto como algo malo. También había escuchado de mujeres que les gustaba las mujeres, pero nunca la palabra lesbiana. Entonces, vi ese chat y me dio curiosidad, lo busqué en un diccionario y sí venía y fue como: wow, tal vez soy eso. Me metí, había un chingo de morras todas platicando y era muy chingón. Yo tenía como unos 15 años. Empecé a hacer amistades y tener un chingo de cybernovias por aquí y por allá. Comencé a comunicarme con esas chicas. Desde allí fui descubriendo lo que era estar en un espacio seguro, aunque fuera en línea, donde fui libre.

Después, una de las cybernovias que tuve vino a visitarme a Tijuana y me dio una cartita. Yo estaba trabajando porque me habían corrido de la escuela injustamente, trabajaba en una video como las que ya no existen y me llegó una llamada de mi mamá al celular y me dice: ¿quién habla? Y yo: pues, yo, me marcaste a mí. Yo pensé que iba a regañarme porque había llegado un chingón del teléfono de la casa. Pero pues me dijo: cuando llegues hablamos en la casa. Llegué a mi casa y yo toda asustada porque me iban a regañar por la cuenta del teléfono. Entré y estaba mi papá, y me dijeron: encontramos esta cartita. Cuando la vi me dio un chingo de risa porque yo pensé que era por el teléfono y me dio alivio. Me reí y pensé que no me iban a regañar. Les dije: ¿pues qué tiene de malo? Mi mamá empezó a llorar, mi papá estaba muy serio, allí quedó.

Luego me llevaron con una psicóloga. Hasta eso, he escuchado otras historias en las que las psicólogas no son tan chidas con las personas, pero a mí me tocó una muy chida. Me preguntó qué hacía, y me dijo que yo tenía una vida muy sana, y me recomendó que mis papás fueran a verla. Mis papás fueron al psicólogo y ya está. Luego entraron en esa fase, porque hay fases cuando se enteran que sales del clóset y se llega a una donde no se habla de eso, como si nunca hubiera pasado y ya, fue casi un año así. Ellos no lo mencionaban, yo no lo hablaba y todo estaba chido, hasta que con una novia me mudé a Arizona.

Pues me fui de la casa y se preocuparon. (…) Me llamaron para que habláramos todo chido, pero pues yo estaba en Arizona y no era como si hubiera podido tomar un avión. Y ya, entraron en una fase de duelo muy dura, pero así fue como salí del clóset.



Pasemos a cuando llegaste a Estados Unidos. Me contaste que allí encontraste muchos libros donde se podía ver el mundo lésbico de una manera muy normativa y visible, ¿cómo fue encontrarse con eso? ¿Qué pasó por tu mente?


Cuando estaba en la prepa yo ya me había dado unas vueltas a las bibliotecas de aquí, especialmente la que está a la vuelta de Palacio, y pues, obviamente ya sabía que era lesbiana y estaba buscando más cosas de lesbianas y pensé que podría encontrarlo en una biblioteca, pero no, no encontré nada, ni siquiera como palabra clave. Cuando llegué a Estados Unidos a las bibliotecas me puse a buscar y sí encontré la palabra lesbiana, y no solo eso, sino que me topé con una sección de jóvenes con un apartado LGBT con unos 10 o 12 libros de lesbianas. Obviamente me los devoré, fue algo que se acomodó mucho conmigo porque desde niña me inventaba historias y pensé que algún día alguien más iba escribir historias sobre nosotras.


¿Cómo llegaste al movimiento lésbico en Tijuana?

Regresé a Tijuana y visité los bares. Los únicos bares que había de ambiente eran aquí en la Zona Norte. Conocí a muchxs amigxs, pero más vatos porque, bueno la mayoría de los que están allí son vatos, siguen siendo vatos. Después de eso llegué a escuchar que había marchas y yo quería ir. En Arizona había marchas, pero nunca pude ir. Entonces, yo veía que se hacían, pero como veía que siempre se mercadeaban lo tomaba como un carnaval, así que pensaba: oh, un lugar donde te alocas. Un espacio carnavalesco donde sales a dices ¡yeah! Soy gay. Y ya, se me hacía curada.

Fui a una marcha aquí, y luego una a Tecate donde vi que estaban gritando consignas, aunque no de las más chingonas porque les habían puesto un candado en alguna ley por el matrimonio igualitario o no me acuerdo porque fue exactamente ya que no estaba consciente de nada político, sin embargo, estaba gritando una de las consignas y decían el apellido de alguien para reina gay, así como: García para reina gay. Al día siguiente fui a un establecimiento a un cambio de llantas y escuché que se estaban burlando los mecánicos entre ellos diciendo sus nombres para reina gay. Entonces me empecé a cuestionar sobre qué tan pendejos eran, no obstante, también pensé que quizás no era nada chida la consigna, ya que se estaban burlando de su propia comunidad, pareciendo que fuera denigrante ser gay.

Vi allí unas chicas y pensé que sería interesante estar en ese mundo. Empecé a identificar a personas claves, haciendo una búsqueda y viendo quienes eran estas chicas que estaba en el mundo LGBT. Así me fui adentrando. Hice varios intentos de conocer más gente, en ese entonces en línea era lo más fácil, tenía muy poco el Facebook pero allí formé varios grupitos y conocí a ciertas chicas que hicimos la idea de hacer un grupo que se llamaba Avalonles.

Había una chica llamada Erica Giroch ya había estado en CCUT y en Tecate, pues tenían ella y sus amigas un grupo llamado Safo. Acá en Tijuana hicieron en el 2010 el primer festival en la Revolución y acudí. Vi que era una onda muy cultural y me gustó. Después con lo de la Archiva y conociendo a la gente supe quién era quién, cómo organizaban y colaboraban y ya. Esa fue mi entrada. Cuando empecé en Avalonles le entré a las marchas e íbamos a todas, la de Rosarito, la de Ensenada, la de Tecate y la de Tijuana. Así fui conociendo a los otros grupos que existía.


¿Cómo era la relación con las feministas en ese entonces?

No había feministas en ese entonces. Las únicas eran Nancy y Meritxell que las vi por primera vez en Tecate, pero yo no sabía que se asumían feministas hasta que las conocí. Cuando pasó Avalonles, que fracasó como al año… siempre había querido crear un proyecto de vlogs para un canal lésbico. Lo llegué a proponer, dijeron que sí, lo hicimos, pero me robaron todo el equipo cuando ya estaba todo completo. Pues, me deprimí y me alejé como por un año.

Me fui a vivir a Tecate mi sueño de escritora fracasada en el campo y la verdad estuvo muy chingón, estuvo muy bonito. Eso fue todo. Cuando regresé a Tijuana, una morra me convoca a un taller… muy chingón en casa de Sara Islas y Cris Abundis, en donde atrajeron a unas chicas de Guadalajara, no recuerdo como se llama el grupo, pero tiene como treinta años, y nos dieron un taller de autocuidado y activismo. Nos platicaron sus experiencias. (…) Allí fue donde conviví más con otras morras y me convocaron para armar una revista, eso fue en el 2014. Acudí, fue en COCUT. En esa junta identifiqué a personas claves del movimiento y todo chido. En ella terminaron por decir que querían formar un grupo y no una revista. Había diferentes opiniones, hicimos votaciones y ganó lo de formar un grupo. Allí surgió todo el movimiento de Lavanda.

Formamos Lavanda CLIT. La neta yo siempre le doy su crédito a Meritxell. Ella es feminista y tenía varias redes en CDMX y otras partes y ya estaba en ese mundo. Ella ayudó a potenciar muchas cosas en el grupo y a las dos semanas de que nos juntamos propuso hacer el 1er Encuentro de Mujeres Lesbianas y Bisexuales en Tijuana. Lo hicimos y de allí no paramos.


¿Cómo fue esta unión entre ser activista LGBT y comenzar dentro del feminismo?

En ese entonces todavía no tomábamos bien el feminismo. Meritxell trató de enseñarnos a mi ex pareja y a mí, quiso agarrarnos bajo su ala para decirnos cómo estaba la cosa en Tijuana y nos dijo el nombre de las personas claves aquí. En aquel tiempo mi cerebro no captó y hubo varias repeticiones para entender de lo que me estaban hablando. Fue como un proceso muy largo. Después en el segundo encuentro, Meritxell convocó a "Las Libres", que son las chicas pro-aborto en Guanajuato y vinieron a dar una plática. Allí acudieron muchas de las morras que están en todos los movimientos feministas y yo creo que ese evento fue clave para que se activaran. Allí fue cuando se vio el renacer del feminismo. Yo conocía feministas, pero de los 90´s que dejaron de practicarlo, por ejemplo: Carmen Valadez. Antes había dos grupitos, "Las Tía Juana" y las "Factor X. Yo conocí a Carmen por el activismo, pero por el lado del zapatismo y el de las trabajadoras, y estuve de voluntaria en la Casa de las Obreras. Ellas eran las feministas viejas, pero no eran como muy visibles y cuando a mí me tocó traían otro asunto.

Estas feministas jóvenes empezaron así. Después Meritxell me invitó a otro evento en donde iba a dar un stand up de comedia e invitó a una chica que se llama Erika Barbosa y nos dijo que tenía un grupito que empezaron con unas amigas y se llama "Menstruando en Casa", y pues contó la historia. Nos dijo que allí podíamos platicar sobre nuestra menstruación todo eso, y ahorita es uno de los grupos más grandes y, aunque está desactivado, en ese entonces nació y como que muchas morras empezaron a preguntar y a tripear ciertas cosas. De ese segundo encuentro también estaba Cristal de "Las Bloodys", y empezaron a organizar las primeras juntas de Menstruando en Casa. Cuando hubo más cuestionamiento mejor hicieron otro grupo y de allí nacieron Las Bloodys.



Más información

lavandaclit@gmail.com

 
 
 

Comments


Lugares

Nosotras

  • Grey Facebook Icon
  • Grey YouTube Icon
  • Grey Instagram Icon
bottom of page