En qué momento te diste cuenta que estabas sola.
- Jennifer Gines
- 29 jun 2019
- 3 Min. de lectura

Recuerdo haber sido vegetariana por 7 años. Los mareos me hicieron pensar que mi dieta me había provocado anemia. Eso y una infección en vías urinarias me obligaron a realizar una visita al doctor, quien terminó recetándome una prueba de embarazo.
Me enteré de mi gestación, a las 10 semanas, un 12 de noviembre. Hablé con la segunda persona involucrada, esa que desde agosto me había dicho ya cuánto extrañaba a su ex y sus planes de irse a vivir con ella. Le propuse un aborto, nunca había pensado ni siquiera en la idea de ser madre. Él aceptó de inmediato.
Hice la investigación para el proceso a través de la página del ILE, me dieron cita 5 días después. Durante toda esa semana aquella persona (a partir de aquí podemos decirle R) me dijo que era lo mejor y que estábamos juntos en esto, pues lo habíamos hecho juntos.
Creía ser una persona de mente abierta, titulada, coordinadora de un equipo de trabajo, independiente, conocedora del mundo, pero descubrí tener paradigmas muy arraigados, provenía de una familia católica, machista, tradicional. Con el paso de los días pensaba: “ya me jodí, no voy a poder hacerlo (el aborto)”. Comencé a tomar ácido fólico y cuidarme de forma casi instintiva, más que por deseo consciente (todavía no sabía si deseaba entrar al mundo de la maternidad).
Le dije a “R” que no podía abortar, su respuesta fue “piénsalo bien, yo ya arreglé las cosas con mi ex, nadie va a querer estar con una madre soltera, cómo va a crecer un niño sin padre”. Mi cuerpo se tensó, sentía arder mi estómago, estuve a punto de golpearlo, pero sentí miedo y solo lloré todo el camino de regreso a casa.
Los días siguientes pedí consejos de amigas y amigos, madres solteras, hijos de madres solteras, chicas que ya habían abortado, sacerdotes, etc. en realidad mi miedo era tanto que solo buscaba alguien me dijera qué hacer. Al final le dije a mi madre.
Para ese entonces, ya se me había pasado la fecha de la cita en la clínica del DF y “R” estaba tan desesperado que me esperaba en la salida del trabajo todos los días para convencerme de abortar. Recuerdo cuando me dijo: “te odio y también a tu hijo, piensa en mí, en mi familia, en la familia de mi novia, la voy a perder, sí quiero esto, pero no contigo”.
Tuve dos semanas para decidir en conciencia si deseaba ser madre, hasta la fecha sigo pensando que no lo pensé, solo actué por instinto.
“R” y yo trabajábamos en el mismo lugar. Él quería que lo siguiera saludando como si fuéramos amigos y que dijera que no estaba embarazada de él, sino de otro tipo. Dejé de hablarle, él también lo hizo y comenzó a publicar en redes sociales lo enamorado y feliz que estaba.
Me sentí muy avergonzada ¿cómo me había pasado esto a mí, la universitaria, la inteligente?
No soporté verlo diario, no podía actuar como él, como si no me conociera. Pedí trabajar desde mi casa todo el embarazo y afortunadamente me apoyaron.
A la semana 13 de gestación, fui al primer ultrasonido en 4D. Ya sabía que iba a tener una niña y no podía cambiar de opinión. Ahí también supe que estaba sola en esta nueva etapa.
Tumblr de Jenn G.
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